



La mayoría de crónicas que he leído sobre el maratón han sido negativas, gente que ha petao, que entrenaron duro y no lo consiguieron, el sufrimiento durante la carrera.
Pues mi crónica es bien distinta.
Antes del maratón me marqué una meta accesible a mis posibilidades, entrené duro para alcanzarla, mis entrenamientos fueron personalizados y controlados por mi entrenador para esta prueba y amigo, a quién quiero agradecer su dedicación, Koke, y finalmente el día de la prueba logré mi objetivo.
Me había planteado bajar de 3:20, a medida que pasaban los días de entreno quise ser más ambicioso y llegar a las 3:15, y finalmente logré hacer 3:11:28, y llegando al final con la sensación de que podría haber bajado de 3:10.
¿Cómo planteamos la carrera? Lucas y yo teníamos claro que debíamos salir con la liebre de 3:15 y así lo hicimos, toda la carrera pegados a él hasta el kilómetro 30 en el que abandonaba la prueba, a unos 4:37 el kilómetro, un rítmo cómodo para nosotros.
Salvo unos instantes en que la bicicleta que llevaba el cartel de 3:15 metío una pequeña subida de ritmo a la que me arrastró, durante unos 2km aprox., el resto lo hice al ritmo al que debía de ir.
El paso por la media maratón perfecto, justo en el tiempo y con sensaciones muy buenas. A partir del kilómetro 26 si que empezaba a notar algún dolor en la planta del pie derecho y cuadriceps izquierdo, pero que fueron remitiendo en cuanto empecé a cargar glucosa con los geles.
La carrera pasaba y no notaba la acumulación de kilómetros, quizás el correr en un sitio desconocido y rodeado de tanta gente y compañeros: Lucas, Victor, Luis, hizo que la carrera no se hiciese pesada ni larga.
A partir del abandono de la liebre la cosa empezó a cambiar para muchos, los kilómetros empezaban a hacer estragos y el grupo de las 3:15 cada vez era menos numeroso.
Lucas y yo tomamos el relevo de la liebre y fuimos tirando del grupo hasta el kilómetro 35, a ritmo excepto un mil por ahi que nos salió a 4 ventialgo.
A partir del 35 y viendo que nos encontrábamos fenomenal, sin dolores, con las pulsaciones justo donde debían de ir y con la mente fresca (quizás debido al frío que hacía 5º), decidimos apretar el ritmo. Bajamos a 4:20 durante 3km rompiendo el grupo y siguiéndonos solo una persona. Aguantábamos bien y fuimos viendo caer a muchísima gente que había salido demasiado fuerte para sus posibilidades. Justo en el 38 tomamos el último avituallamiento en forma de gel y líquido y decidimos dar todo lo que teníamos. En estos 4 kilómetros hicimos los mejores tiempos de la carrera, en los cuales solo un 1000 nos salió por encima de 4min/km, 4:03 para ser exactos, y el resto todos por debajo, haciendo unos de ellos a 3:49.
El golpe vino al atravesar la línea de meta, y es que el arreón final nos sacó todo lo que teníamos, dificultad para respirar y un dolor de todos los músculos de las piernas que no había experimentado en la vida.
EL momento de atravesar la línea de meta junto a mi amigo Lucas, el abrazo final, el encontrarnos con Koke, fueron momentos emotivos, y saber que todos habíamos logrado nuestro objetivo nos hizo emocionarnos en la meta. Eso si, solo unos segundos pq el cuerpo bastante tenía con no caerse al suelo.
Me impresionó mucho la fuerza de voluntad de Lucas, y como pudo sobreponerse a la pérdida que tuvo esa semana, no creo que mucha gente hubiera podido hacer lo mismo. Admirable sin lugar a dudas.
Aquí dejo unas imagenes que resumen bastante bien la carrera.
Gracias maratón!!
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